Antes de incursionar en el Enoturismo, Gustavo trabajó durante 17 años en tres de las bodegas más prestigiosas de Mendoza. Vivió también en Buenos Aires, y fue esta experiencia la que le hizo comprender que no podía vivir sin la montaña y la brisa única de Mendoza.
Actualmente, se siente satisfecho al compartir con sus visitantes la pasión que siente por su tierra. También habla inglés y portugués con fluidez.